viernes, 15 de julio de 2011

El nacimiento de la Luna y el Sol

Los antiguos mexicas creían que alguna vez la luna había brillado tanto como el sol, pero que luego fue castigada. esta es la historia que contaban los viejos sobre el nacimiento de el Sol y la Luna.
Antes de que hubiese día en el mundo cuando aun era de noche, se juntaron todos los dioses de Teotihuacán, si ciudad, y se sentaron formando un circulo.


-¿Quien se encargara de alumbrar el mundo?,preguntaron  
Entonces Tecuciztécatl, que era muy rico, y muy bien vestido, se puso de pie.
-Yo tomo el mundo
-dijo
-¿Quien sera el otro? se preguntaron los dioses
Pero nadie respondió, nadie quería tomar la carga, uno a uno fueron bajando la cabeza hasta que solo quedo el ultimo, un dios pobre y feo, lleno de bubas y llagas, que se llamaba Nanahuatzin.
-Alumbra tu, bubosito- le dijeron 
-Así sera- respondió Nanahuatzin mientras bajaba la cabeza-. Acepto sus ordenes como un gran honor.
Antes de convertirse en soles para alumbrar al mundo, los dos dioses tenia que hacer ofrendas 
Para ello les construyeron dos gigantescos templos en forma de pirámide que aun ahora se pueden ver en Teotihuacán,cada uno se sentó en su pirámide y estuvieron ahí cuatro días sin comer  ni dormir.      

Tecuciztécatl ofrendo plumas hermosas de color azul y rojo, pelotas de oro y espinas rojas de coral del mar.
Nanahuatzin no pudo regalar nada tan hermoso: en vez de plumas ofreció yerbas atadas entre sí, ofrendó pelotas de heno en lugar de pelotas de oro y regaló espinas de maguey pintadas de rojo con su propia sangre. Mientras los dos dioses hacían penitencia, los otros prendieron una inmensa fogata en , la cumbre de otro templo.   

Cuando terminó su penitencia, Nanahuatzin y Tecuciztécatl arrojaron al aire las cosas que habían ofrendado y bajaron de sus templos. Poco antes de la medianoche los otros dioses los vistieron para que se arrojaran al fuego. 
Tecuciztécatl se puso prendas de fina tela y un tocado de plumas; Nanahuatzin iba vestido con un maxtlatl y un tocado de papel. Era el momento esperado. Todos los dioses se sentaron alrededor de la inmensa fogata y Nanahuatzin y Tecuciztécatl se acercaron cada uno por su lado.
-Tecuciztécatl, brinca tú primero -ordenaron los dioses.
Tecuciztécatl se aproximó al fuego con paso firme, pero se detuvo cuando vio las inmensas llamas y sintió el calor abrasador. Otra vez volvió a intentarlo, pero tampoco pudo arrojarse a la fogata. 
Los dioses lo contemplaron en silencio hasta que hizo su cuarto intento. Entonces lo detuvieron.
-Ningún dios puede hacer más de cuatro intentos. Has perdido. ¡Qué venga Nanahuatzin!
El buboso caminó rápidamente y se arrojó al fuego sin detenerse un instante. Entonces el fuego comenzó a sonar y rechinar. En cuanto lo vio entrar a las llamas, Tecuciztécatl sintió tanta envidia que corrió tras él y se arrojó a su lado. Detrás de ellos entraron un águila y un tigre. Desde entonces esos animales tienen manchas negras en las plumas y en la piel.
Después de que Nanahuatzin y Tecuciztécatl se quemaron en el fuego, los dioses se sentaron a esperar que saliera el Sol. Cuando el cielo se iluminó de color rojo, como se ilumina al alba, los dioses se pusieron de rodillas para saludar al nuevo astro. No sabían bien por cuál rumbo había de aparecer. Unos decían que por el Norte, otros por el Sur. Sólo el dios Ehécatl, el Señor del Viento, supo que el Sol debía aparecer por el Este y se arrodilló en esa dirección.
Cuando salió el Sol, que era Nanahuatzin, se veía muy colorado, parecía que se contoneaba de una parte a la otra. Brillaba tanto que nadie lo podía mirar directamente. Pero poco después apareció la Luna, que era Tecuciztécatl, que brillaba tanto como él y tenía el mismo resplandor rojo.

Cuando los dioses vieron a los astros juntos dijeron:
-¡Oh dioses! ¿Cómo es esto? ¿Será bien que vayan ambos a la par? ¿Será bien que igualmente alumbren?
Entonces unode ellos corrió hacia la Luna y le arrojó un conejo. El conejo cayó en la cara de la Luna y apagó su brillo. Por eso la Luna ahora es menos brillante que el Sol y tiene un conejo marcado con todo y sus orejas en el centro de su rostro.



Los dioses quedaron tranquilos, pues el único Sol debía ser Nanahuatzin, que se había arrojado primero fuego. Pero ni el Sol ni la Luna se movían, los dos se habían quedado quietos en el Oriente, arriba del horizonte.
-¿Cómo podemos vivir? -se preguntaron los dioses. El Sol no se mueve y la Luna tampoco.
Entonces habló uno de ellos:
-Debemos morir todos, para hacer que el Sol pueda renacer.
En ese momento se levantó un viento horrible que mató a todos los dioses. Sólo el dios Xólotl se negó a morir y para escapar al viento se convirtió en mata de maíz pequeña y después en un maguey pequeño y en un pez que tiene pies y que vive en las lagunas, llamado ajolote.
Dicen los antiguos que ni siquiera con la muerte de los dioses se movió el Sol. Fue Ehécatl, el viento, quien hizo moverse, pues fue hasta donde estaba y lo empujó para que anduviese su camino.
Detrás del Sol comenzó a andar la Luna. Por eso no se mueven juntos, sino que se mueven en distintas direcciones.












































lunes, 11 de julio de 2011

Tsukuyomi dios de la Luna

Tsukuyomi (月読の命 o 月夜見の尊 Tsukuyomi-no-mikoto)
También conocido como Tsukuyomi-no-kami o Tsukiyomi, es el dios de la luna y la noche.
El nombre Tsukuyomi es una combinación de las palabras arcaicas "luna" (tsuki) y "lectura" (yomu). Otra interpretación es que el nombre combina las palabras "noche de luna" ("Tsukiyo") y el verbo "mirar" ("miru").
Tsukuyomi era el segundo de los "tres hijos nobles”, nacidos cuando Izanagi, el dios que creó la primera tierra, Onogoro-shima, se bañó para limpiar sus pecados al escapar del inframundo y de la ira de su esposa Izanami. Tsukuyomi nació cuando Izanagi se limpió su ojo derecho, aunque en otra versión de la leyenda, éste nació de un espejo de cobre blanco que Izanagi sostuvo en su mano derecha.Tsukuyomi ascendió a los cielos (Takamagahara) mediante la escalera celestial, donde vivió con su hermana, Amaterasu, la diosa solar, hasta que éste mató a Uke Mochi, la diosa de la comida, en una fiesta.
De esta terrible acción, que afectara negativamente al dios, resulta algo muy positivo para los seres vivos: del cuerpo de Uke Moochi surgieron los alimentos terrenales fundamentales, ya que de los ojos surgió el arroz, de sus orejas aparece mijo, de sus genitales trigo, de la nariz surge judias pintas y del recto la soja. Desde entonces, Amaterasu se enfadó tanto que no paró de moverse a través de los cielos, huyendo siempre de Tsukuyomi. Por esta razón la luna y el sol nunca se encuentran.En otras versiones de esta historia, Uke Mochi fue asesinada por Susanoo que se utilizó para resaltar el caracter agresivo del dios del rayo.
A diferencia de sus hermanos, Tsukuyomi es representado en la mayoría de las fabulas como a un niño muy estudioso. Es considerado un dios muy inteligente, observador y soñador.